Londres, (EFE).- El club de las democracias más ricas del mundo, el G7, ha unificado su posición para hacer frente común ante la supuesta intención rusa de atacar Ucrania y ha amenazado a Moscú con pagar un «alto coste» si comete cualquier acto hostil.
Las potencias no han desvelado cuáles serían las posibles sanciones a Rusia, una vez descartada una respuesta militar, pero han advertido de que éstas acarrearían «enormes consecuencias» para el régimen de Vladímir Putin.
Sobre la reunión de los ministros de Exteriores del G7 que se ha celebrado este fin de semana en Liverpool (norte de Inglaterra) planeó la inquietud por la acumulación de tropas que ha realizado Rusia en torno a la frontera con Ucrania en las últimas semanas.
El objetivo era asegurar una respuesta coordinada a cualquier incursión y, al menos sobre el papel, ésta parece garantizada.
Sin embargo, la imposición de sanciones, sobre todo si implican al futuro gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, tiene un mayor potencial destructivo sobre la economía europea que sobre el resto de socios del G7.
Frente a la costumbre de incluir en el comunicado final todos los puntos acordados durante el encuentro, el grupo optó por en esta ocasión sacar una declaración formal por separado al respecto de Rusia y Ucrania, lo que evidencia la importancia que se le da al problema.
«Rusia no debería tener ninguna duda de que una nueva agresión militar contra Ucrania tendría consecuencias enormes y un alto coste como respuesta», señalaron los miembros del G7: el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón y Canadá, más la Unión Europea.
TODAS LAS OPCIONES ABIERTAS
En el texto, la alianza insta a Putin a «desescalar, recurrir a los canales diplomáticos y respetar sus compromisos internacionales en transparencia de actividades militares».
EEUU y Ucrania creen que Rusia prepara una incursión en territorio ucraniano que podría producirse a principios de 2022, y que por eso ha desplegado entre 70.000 y 94.000 soldados rusos en su frontera con el país vecino, según estimaciones de la inteligencia estadounidense y de Kiev.
El Gobierno ruso lo niega y ha advertido, por su lado, del peligro de generar una nueva crisis de misiles en Europa, por lo que reclama a la OTAN que se abstenga de emplazar armamento moderno en Ucrania.
En su declaración de hoy, el G7 quiso fijar una clara línea roja en la inviolabilidad de las fronteras de los Estados soberanos, ya sean las de Ucrania o las de cualquier otro país.
La ministra británica de Exteriores y anfitriona de la reunión, Liz Truss, consideró en una rueda de prensa que los países del G7 han «enviado una señal potente a nuestros adversarios y aliados».
«Hemos mostrado que nos alzamos por la libertad y la democracia, y por los derechos de todo el mundo a vivir libres de la opresión», señaló Truss.
La británica subrayó que «todas las opciones están sobre la mesa» sobre posibles castigos a una acción unilateral rusa, lo que incluye una revisión de las leyes anticorrupción para impedir a los cargos del régimen de Putin cualquier inversión en el Reino Unido.
«Ya tenemos fuertes leyes anticorrupción y contra el lavado de dinero, pero (…) cuando el Reino Unido ha querido enviar mensajes claros hemos estado preparados para recurrir a sanciones económicas»», dijo.
CHINA E IRÁN
Si Rusia es percibida como la amenaza inmediata, el G7 abordó también el desafío a largo plazo de la pujanza china, que inquieta a este grupo que concentra el 50 % de la riqueza mundial.
Los ministros recordaron a Pekín la «importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán», así como mostraron su «preocupación» por las «políticas económicas coercitivas» que a su entender impulsa China.
En ese sentido, Truss pidió a las grandes democracias liberales que inviertan en países «con la misma mentalidad» y respeto por las libertades, para contrarrestar la creciente expansión china.
Y al respecto de las negociaciones nucleares con Irán, el G7 dio la bienvenida en su declaración final a la reanudación de las conversaciones en Viena, aunque reiteró que Teherán debe cesar el enriquecimiento de uranio y alcanzar un acuerdo «ahora que todavía es posible».
«Se trata de la última oportunidad para Irán. Es vital que vuelvan a la mesa de diálogo y sean serios en las negociaciones», dijo Truss en su rueda de prensa.
«No permitiremos a Irán hacerse con el arma nuclear», agregó la británica.
Tras la reunión, el Reino Unido pasa la presidencia rotatoria del G7 a Alemania, que la detentará a lo largo de 2022.
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