El ajedrez político en el PRM de Cabral: ¿control o fragmentación?


Hércules Urbáez 

La reciente designación de Miguel Alberdi como nuevo secretario del Concejo de Regidores del Ayuntamiento de Cabral ha encendido las alarmas en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) local. 

Lo que a primera vista podría parecer un simple cambio de puesto, se revela como una pieza más en un complejo ajedrez político, donde la lucha por el control partidario amenaza con eclipsar las verdaderas necesidades del municipio.

No es casualidad que este nombramiento haya sido impulsado por figuras como Hungría Féliz y Abel Féliz Espinosa. Esta maniobra se inscribe en una estrategia más amplia: consolidar el dominio de ciertos sectores dentro del PRM cabraleño y, crucialmente, recuperar la Secretaría General del partido, un cargo que hoy se disputan varias corrientes. 

Es evidente que la presidencia del partido y la secretaría municipal son vistas como las "llaves del poder" local, otorgando a quienes las ostentan una injerencia directa en las decisiones internas y en el tejido organizativo del partido.

La corriente liderada por Hungría Féliz, con el respaldo de Abel Féliz Espinosa y el dirigente provincial Antonio Garabito, ha reactivado su estructura en pos de este objetivo. Sin embargo, este avance no ha sido en vano. Ha encontrado una resistencia clara y articulada en el bloque encabezado por Severo Urbáez, Dionicio Féliz y el pastor Jorge Báez. 

La cohesión de este grupo quedó patente con su desacuerdo ante la remoción de Brayan Féliz como secretario, una decisión rechazada por los ediles Wilson Féliz y el propio Severo Urbáez. Esto sugiere que existe una visión alternativa para el rumbo del partido, más allá de la mera búsqueda de cargos.

En este escenario de fuerzas contrapuestas, la figura del alcalde Rolbik Urbáez emerge como un factor determinante. Si bien se rumorea que podría buscar una nueva candidatura municipal, su equipo político, ya consolidado, tiene el potencial de inclinar la balanza. Su decisión podría ser el catalizador de la unidad necesaria o, por el contrario, el detonante de una mayor fragmentación interna.

A medida que se aproximan los procesos de reorganización interna del PRM, la situación en Cabral es un claro reflejo de cómo las ambiciones personales y los intereses de grupo pueden anteponerse a la visión institucional. La lucha por cargos internos, aunque inherente a la política, no puede desviar la atención de las prioridades del municipio ni menoscabar la responsabilidad de gobernar.

Cabral merece un liderazgo sereno y con una verdadera vocación de servicio. La ciudadanía necesita que sus representantes pongan el interés colectivo por encima de las disputas internas. Si el PRM aspira a mantener su credibilidad y seguir siendo una opción de poder en el municipio, deberá reenfocar sus energías. Es imperativo que las ambiciones locales no saboteen la estabilidad y la confianza que el partido debe proyectar. La pregunta es: ¿lograrán los dirigentes del PRM en Cabral superar sus diferencias y priorizar el bienestar del municipio?

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